Circulo de la violencia.
La psicóloga
estadounidense Leonor Walker ha
identificado las diferentes fases que se repiten en los casos de violencia de
género.
Después de
todos sus años de experiencia, Leonor Walker ha identificado un ciclo que se
repite en los casos de violencia doméstica. A través de los testimonios de las
mujeres a las que trataba, observó que las víctimas no son agredidas todo el
tiempo de la misma manera, sino que existen fases para la agresión, que cada
una tiene una diferente duración y que se manifiesta de distintas maneras. Esto
es lo que Walker ha descrito como el ciclo de la violencia de género, que
consta de tres fases que se repiten una y otra vez.
Fase I - Acumulación de la tensión
Esta etapa
puede tener una duración indeterminada, desde días, semanas, meses o años. En
ella ocurren incidentes menores como gritos o pequeñas peleas. Se acumula la
tensión y aumenta la violencia verbal. La víctima interpreta estos incidentes
que se producen en la primera fase como casos aislados que puede controlar, que
no se volverán a repetir o que simplemente desaparecerán.
La víctima,
según el comportamiento que la psicóloga observó, trata de calmar al agresor,
se niega a sí misma que lo que está ocurriendo es una situación intolerable,
busca excusas para justificarle, tiende a echar la culpa a otros factores
("ha tenido un mal día", "estaba borracho") y encubre al
agresor frente a otras personas.
La actitud que
se asocia con el agresor durante esta primera fase es cada vez más celosa y
agresiva, se enfada por cosas insignificantes, está más sensible, alterable,
tenso e irritado.
Una de las
características que Walker destaca durante esta fase es la de auto
culpabilización de la víctima: trata de "complacer" al agresor y cree
que está en su mano hacer que no se repitan los incidentes, por este motivo él
no se siente culpable de su comportamiento.
Fase II - Estallido de la tensión
Walker define
esta fase como la "descarga incontrolable de las tensiones que se han
acumulado en la fase anterior". Esta vez la falta de control y la
destructividad dominan la situación. Se producen las agresiones físicas,
psicológicas y/o sexuales. La víctima primero experimenta una sensación de
incredulidad que le lleva a paralizarse y a no actuar hasta pasadas unas 24
horas para denunciar o pedir ayuda. En esta fase es común que la víctima sufra
tensión psicológica, insomnio, ansiedad, que permanezca aislada, impotente o
que evite contar lo que ha ocurrido.
Esta teoría ha
comprobado que los agresores tienen control sobre su comportamiento violento y
que lo descargan sobre sus parejas de manera intencionada y selectiva.
Fase III - Luna de miel o arrepentimiento
Esta etapa
suele venir inmediatamente después de la segunda fase. Es un periodo
caracterizado por una relativa calma, en la que el agresor se muestra cariñoso,
amable, incluso arrepentido, llegando a pedir perdón y prometiendo que no
volverá a suceder. La tercera fase se suele acortar o desaparecer según se
sucede el ciclo a lo largo del tiempo
Este periodo
dificulta en muchas ocasiones la posibilidad de que la víctima denuncie la
situación, puesto que el comportamiento amable de su pareja le hace pensar que
quizá haya sido solo un suceso aislado y que nunca más se va a volver a repetir
la agresión. O puede que incluso sea durante esta etapa cuando la víctima
retire la denuncia que había puesto en la etapa anterior.
Después de la
fase de arrepentimiento se vuelve a la primera, la de acumulación de la tensión
y después a su estallido, convirtiéndose así en un círculo, el ciclo, que
define Walker, de la violencia. Esta teoría ayuda a explicar por qué muchas
mujeres deciden no denunciar a sus parejas o por qué tardan tanto en hacerlo.
En cualquier
caso, hay que tener presente que siempre hay salida. Pero la erradicación de la
violencia de género no está solo en la persona que la sufre, sino en toda la
sociedad.
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