viernes, 26 de julio de 2019


Género y Diferencia entre género y sexo. (Segunda Parte)

Estas característica conforman modelos de masculinidad y femineidad que se corresponden con los roles asignados históricamente a los varones y a las mujeres, por medio de la reproducción de estos estereotipos –o ideas simplificadas respecto de cómo somos o deberíamos ser-, se establecen los espacios y roles de cada género y se reproduce una cultura en la que el varón ocupa una posición social de prestigio (dominante) y la mujer queda en un espacio social menos valorado, relegada a un segundo plano.
Para comenzar a entender la Violencia de Género, es necesario identificar los sistemas de normas, mandatos y asignaciones de roles que están instaurados en nuestra sociedad.
Todos ellos dan cuenta de una valoración diferencial que existe entre lo que consideramos atributos femeninos o masculinos, y es bajo estos parámetros que se construyen las identidades de mujeres y varones.
Esta valoración asimétrica conforma una de las bases estructurales de nuestra cultura y es la que posibilita el ejercicio de la Violencia de género, pues a partir de allí se establecen relaciones sociales de poder y dominación.
Social y simbólicamente los varones se vinculan de modo directo con el poder, pues en nuestra cultura los atributos de masculinidad se corresponden con la posibilidad de ocupar posiciones de mando y de protección por sobre las mujeres y la familia, es decir, un espacio de alta valoración y estatus social.
En contrapartida, según las características de la femineidad, se espera de las mujeres que estén al servicio de las necesidades de la familia, el esposo e incluso del barrio, siempre desde el lugar del cuidado.
Este es un espacio simbólico que posee menor valoración social, y que, en consecuencia, ubica a las mujeres en posiciones sociales de subordinación.
De esta manera, se van tejiendo las relaciones entre las personas, todas atravesadas por este sistema de normas desde el cual se promueven relaciones desiguales y jerárquicas en todos los ámbitos de la sociedad.
Tanto en la privada como en la pública:
         En el hogar.
         En la escuela.
         En el trabajo.
         En la calle.
         Entre todos.
         Etc.
En definitiva, es preciso incorporar un análisis que incluya la perspectiva de género para conocer e identificar las múltiples circunstancias que intervienen y posibilitan los diferentes tipos de violencia de género que existen en nuestra sociedad.
Por lo tanto, cada vez que tomamos conocimiento de un caso de violencia intrafamiliar, una situación de violencia sexual, o de discriminación en los espacios laborales, entre muchos otros ejemplos, estamos siendo testigos de que las relaciones entre varones y mujeres son relaciones jerárquicas, sostenidas en la desigualdad de poder que aun hoy prevalece en nuestra sociedad.
Por lo expuesto, debemos comprender que Género no es igual o equivalente a Sexo.
Género es una construcción social por la cual se espera determinadas actitudes según el género con el cual se identifica el individuo.
Sexo es macho o hembra de una especie determinada, género es la representación de lo masculino y lo femenino sin tener en cuenta la identificación sexual de cada individuo.
Por tal, hoy en día y teniendo en cuenta la Ley Nacional 26.743 de Identidad de Género, podemos encontrarnos con las siguientes composiciones de parejas:
         Hombre/Mujer (Género masculino y femenino concuerdan con su identificación sexual)
         Hombre/Hombre (Uno se identifica con el género masculino y el otro con el femenino)
         Mujer/mujer (Uno se identifica con el género masculino y el otro con el femenino) 


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