Género y Diferencia
entre género y sexo. (1ra. Parte)
Significado.
El concepto de género alude a las relaciones sociales
entre varones y mujeres que en nuestras sociedades son desiguales y
jerárquicas.
Estas desigualdades encuentran su origen en la
interpretación cultural que se hace sobre la diferencia sexual/anatómica de las
personas y que configuran formas de ser de lo femenino y lo masculino.
Es decir, que cuando se habla de género no se está
hablando solo de mujeres.
A través del concepto de género es posible reflexionar
acerca de las diferencias y, principalmente, de las desigualdades sociales,
culturales y económicas entre varones y mujeres.
Es posible, así, entender el modo en el que estas
desigualdades se fueron constituyendo a lo largo del tiempo, los motivos que
las generaron y como se reproducen día a día.
Una reflexión con perspectiva de género invita a
revisar los significados de todas nuestras prácticas, incluidas las más intimas
y las que atraviesan la construcción de nuestra identidad. Se convierte así en
una tarea compleja y delicada que resuena en nuestra propia historia de vida.
Se trata de entender y asumir que uno/a forma parte de
una sociedad que promueve determinados modelos y roles de género que se
corresponden con un momento particular de la historia.
Esto significa que en otras sociedades, o en otro
momento histórico de nuestra sociedad, las relaciones entre mujeres y varones,
así como aquello que se considera apropiado para uno y otros, ha sido o podrían
ser totalmente diferentes.
La categoría de género permite reconocer que varones y
mujeres ocupan posiciones, valoraciones y status social diferentes y que, por
lo general, el lugar de las mujeres está subordinado socialmente.
A través de la historia, los espacios públicos,
definidos como todo lo que ocurre y se desarrolla fuera del hogar y que tiene
importancia para la administración y dirección de la comunidad y del Estado,
han sido el lugar propio de los varones.
Lo privado, por su parte, ha sido el espacio atribuido
históricamente a las mujeres, y corresponde a las actividades desarrolladas en
el hogar, que incluyen el trabajo no remunerado:
• Tareas
domésticas.
• Cuidado
y crianza de los hijos.
Si bien en la actualidad muchas mujeres ocupan el
espacio público a través de su inserción en el mercado laboral y algunos
varones participan en las labores domésticas, todavía se asocia el espacio
privado a las mujeres y el público a los varones.
Esta separación de la vida cotidiana en dos esferas
que se presentan como si fueran contrapuestas, es una de las principales causas
de desigualdad entre varones y mujeres, pues ordena y distribuye los espacios
sociales habilitados para unos y otros.
Esto resulto clave para dar cuenta de la relegación
histórica de las mujeres en el ejercicio pleno de sus derechos, excluyéndolas
de la atención estatal, de la participación y del debate de los asuntos
públicos (Patrman, 1996).
Asimismo, los espacios sociales que ocupan varones y
mujeres tienen íntima relación con los atributos asignados a cada género.
Las características que usualmente se atribuyen a los
varones, y que en nuestra cultura se asocian a la masculinidad, son:
• La
fortaleza.
• La
inteligencia.
• La
valentía.
• El
control emocional.
• La
autosuficiencia.
• La
heterosexualidad.
Como contraparte, el ideal de femineidad plantea para
las mujeres características como:
• La
docilidad.
• La
pasividad.
• El
sometimiento.
• La
fragilidad/delicadeza.
• La
maternidad.
• El
cuidado del hogar.
• El
cuidado de los niños.
• Etc.
No hay comentarios:
Publicar un comentario